Vista a ojos de consumidor de cine promedio, The Tourist, podría ser una excelente película de drama romántico, con buena fotografía, buenas actuaciones y un guión sorprendente, respecto de la cual el único camino sería recomendar el pago de la taquilla.
Para la masa irredenta que corre al cine espoleada por la crónica fácil del espectáculo audiovisual, El Turista será una meta a consumir. Pero hay sus bemoles… Si se vuelve a mirar con detenimiento, las conclusiones son otras: la actuación de dos estrellas como las que son y que se desperdicia el director Florian Henckel von Donnersmarck, quien hizo su debut con su maravillosa y multi-galardonada La vida de los otros, con siete premios Deutscher Filmpreis (Premios Nacionales del cine alemán) y más de cincuenta premios internacionales, entre los que destacan el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2007, el BAFTA a la mejor película de habla no inglesa, el César a la mejor película extranjera o los Premios del Cine Europeo a la mejor película. El director construye correctamente la historia desde el punto de vista de la orfebrería técnica, logra un agradable tono de comedia, en medio del triller de espionaje, un buen ritmo y un final sorprendente al extremo, pero no pasa el lindero del producto comercial promedio, realizado en renuncia a los parámetros de la estética que trasciende en la gran pantalla.
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