¡Un Día Después!
Ese espíritu libertador estuvo dirigido por un hombre lleno de fe y determinación. Este poseía un alma libre y entusiasta que no pudo resignarse a vivir indiferente ante el ruido de las cadenas que maniataban e impedían que nuestro pueblo fraguara su propio destino.
Por más de 2 décadas, el gobierno haitiano ocupó de manera impropia, la parte este de la isla, intentado eliminar el idioma y las costumbres, atentando contra la esencia misma de lo que era este pueblo. Pero el sufrimiento no es eterno, las ansias de libertad e independencia que inspiraban Duarte hizo que los trinitarios tomaran la firme resolución de impulsar el nacimiento de la hoy República Dominicana y que, a pesar de sus tropiezos, ha sabido preservar su identidad e integridad nacional.
De ahí que la libertad que hoy disfrutamos se logró gracias al trabajo tesonero, a la perseverancia de personas capaces de ofrecer en pos de la patria, su fortuna, dedicación y esfuerzo, abrazando su firme convicción en la confianza depositada en Dios.
Largos fueron los días de lucha y nadie imaginó que aquella mañana sería la última vez en la que se atentaría contra la dignidad del pueblo; que esa hermosa tarde daría paso a una noche donde las estrellas serían testigos de lo que era capaz de hacer el hombre en busca de la libertad e independencia; y que la noche del 27 de febrero, quedaría plasmada en los libros que recogen la historia en las efemérides del mundo y en la conciencia de un pueblo que exigía su libertad.
La noche de aquel martes 27 de febrero de 1844, en la Puerta de la Misericordia, Matías Ramón Mella, disparó el Trabucazo que dio vida a un nuevo estado. Esa misma noche en la Puerta del Conde fue proclamada la República Dominicana y se enarboló por primera vez nuestra insignia tricolor, que simboliza los ideales de paz, amor y esperanza.
Hoy discurre el año 2011 y, con él, se cumplen 167 años de vida libre y soberana; pero de nada servirá recordar y rememorar la hazaña de los forjadores de la patria, si no luchamos fervientemente para frenar la delincuencia y la violencia que nos arropa. Eliminar de una vez por toda la corrupción y el flagelo de los que no aman su tierra, sino que la usan para el enriquecimiento fácil como única meta de vida y no permiten el desarrollo colectivo. Es hora de que formemos mejores familias, donde resurjan y permanezcan los valores cristianos, éticos, morales y patrióticos que tanta falta les hacen a nuestra sociedad y al mundo y que, todos juntos: niños, jóvenes, adultos, estudiantes, profesionales, autoridades investidas para conducir las riendas del estado, hombres y mujeres de buena voluntad, nos constituyamos en reserva viva donde se anide la fe, la esperanza y la responsabilidad, encaminando este humilde y bello país hacia la prosperidad, alejando así, toda estela de traición a los firmes ideales patrióticos.
Como ciudadanos del mundo y como verdaderos dominicanos imitemos a quienes no se olvidaron de la patria para pensar en sí mismos, que con espíritu de patriotismo y fe en Dios, hicieron posible que hoy tengamos un pueblo libre, independiente y triunfante, cobijado bajo el manto tricolor y nos llamemos dominicanos.
Que bajo la cruz de nuestra bandera, símbolo de redención, Dios nos ampare y nos guarde. Y recuerden aquellas palabras de Duarte:
''Tenemos deberes con Dios, para con la patria, para con la libertad y para con nosotros mismos"
¡QUE VIVA LA REPUBLICA DOMINICANA!
Dalma Núñez Román